Este artículo viene motivado por intercambios con estudiantes de Medicina (UBA) sobre la nociva y extendida práctica de promover apuntes de lamentable calidad técnica, científica y didáctica como bibliografía de algunas materias de la carrera (por las buenas, o a veces mediante coacción: "es lo que se toma").
Un autor de tales apuntes se defendía: "Sería diferente si tuviera tapa dura?". Buena pregunta.
Algunos estudiantes, muy responsablemente, reconocían que era un camino de ida y vuelta, de responsabilidades compartidas: "te ofrecen el conocimiento empaquetado de la manera en que te lo van a pedir en el examen". A la vez, admitían que estas prácticas resultan en una deficiente formación profesional.
Más allá de ser "el negocio de alguien", ¿qué elementos tiene "el apunte" o "el libro de la cátedra"?. Por una parte, depende del grado de coerción que se ejerza. Si de veras "ahí está lo que se toma"... qué limitado horizonte!. Si se le recuerda al alumnado: "en mi apunte está lo que se toma", ya hay una propuesta de transacción. Un peaje: "pagá, leé, y aprobás".
Cuánto cambia el panorama una tapa dura y una buena encuadernación? No cambiaría la coacción.
Y si se trata de un texto globalmente reconocido como de referencia (ej, Goodman & Gilman en Farmacología), con el que el docente no tiene compromiso comercial? La respuesta facilista es: "todo esto debo leer?". Sí, todo esto y más. Y qué?
Finalmente, qué rol tienen los libros de texto en la era de Internet? Ocupan una parte. Forman un basamento. A completar, siempre, con la lectura y análisis crítico de trabajos originales. Y si uno está muy perdido, comenzará por una revisión, para llegar a los trabajos originales.
Para los médicos y médicas: la perspectiva suele partir de un desafío clínico - un caso complejo, o una situación no bien conocida. El abordaje útil es recurrir a una puesta a punto (libro de texto reciente, o mucho mejor, una revisión de los últimos 2 años en formato electrónico, a texto completo). Una vez identificados los temas relevantes, se ahonda la búsqueda, a través de la base biomédica más amplia del planeta: www.pubmed.com. Con suerte e inteligentes estrategias para seleccionar las palabras-clave, aparecerá un puñado de ensayos clínicos relevantes. O sólo uno... o ninguno. Puede ser el inicio de una aventura de descubrimiento. Es posible escribir un e-mail a los autores de un trabajo relevante: generalmente, la respuesta no se hace esperar. Pensamiento en red. Las recomendaciones de paneles de expertos (vaya a saber "a quién sirven cuando alzan las banderas") son de la más baja relevancia posible. Casi como "a propósito de un caso". Ciencia y arte, pero con prudencia, y con fundamento en todo lo posible.
Invertimos tiempo y esfuerzo en nuestra formación profesional. Es nuestro compromiso con nosotros mismos, nuestros pacientes, y la sociedad.
No a la estafa. Ocupémonos de nuestra formación.
Saludos,
Pedro Politi
Nuevo podcast de psicofarmacología (en inglés)
Hace 6 años
Coincido con Pedro, en los intercambios que dieron origen a éste, en que el abuso más cínico y pernicioso que sufren los alumnos en relación a la bibliografía casera se da los primeros años de la larga carrera de Medicina; cuanto más inmaduras, medrosas y pusilánimes sean las víctimas, más dóciles y maleables son.
ResponderEliminarNo siento otra cosa que repudio y vergüenza por los docentes que acotan el universo académico de una asignatura a su manualcito, o inclusive el libro de tapa dura "de la cátedra". Pero creo que los responsables más próximos a los alumnos no son quienes los escriben (y lucran), sino los ayudantes, que los difunden. No olvidemos que, al menos en en ciclo básico de Medicina en la UBA, quienes tienen más protagonismo para los alumnos son los ayudantes. En lugar de querer ofrecer una opción cómoda, barata (por lo general más que un libro largo de tapa dura) y "con todo lo que te toman", deberíamos estimular la lectura, la búsqueda bibliográfica, y más importante aun, el desarrollo de la capacidad de síntesis. Esta última queda atrofiada en aquellos que siempre estudiaron de manualcitos. Siempre recuerdo a un profesor de fisiología que hizo la siguiente analogía, llena de sabiduría y simpatía: "comprarse un libro es como comprarse un zapato - uno lo ve en la vidriera, le gusta, pero no se lo lleva sin habérselo probado antes". ¿Por qué hay que estudiar Anatomía del Latarjet, Histo del Genesser y Patología del Robbins? ¿Y si no me gusta cómo están redactados - cosa que me ha pasado?
Ojalá que cesen esas patoteadas que se originan en las cúpulas de las cátedras ("te toman de acá", "los demás libros están incompletos", "si leés de otro lado te va a ir mal"...) y mucho del resto del personal docente se encarga muy eficaz, fiel y ciegamente de difundir.
Pero queda preguntar, también, cuántos de los alumnos, del año que sean, están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en buscar bibliografía, resumir, comparar, y más importante, comprender.
En el libro El Error de Descartes, de Antonio Damasio, aparece la siguiente frase: "Cuando señalo, miren adonde señalo, no a mi dedo". Creo que es un valor fundamental y esencial para la independencia académica, y por qué no hasta el motor de la Ciencia, que se debe transmitir a los alumnos - o mejor aun: encender en ellos.
Recordemos la frase de Plutarco: Enseñar no es llenar una vasija, sino encender una llama.
ResponderEliminarInteresantísimo, Ignacio.
ResponderEliminarFue especialmente el pedagogo brasileño Paulo Freire quien en los años 60 ridiculizaba la "educación bancaria", en que el docente hacía un "depósito" de conocimientos en las cabezas de los alumnos, y el examen equivalía a "pasar por ventanilla" y retirarlo.
Freire contraponía a este modelo aquello que fue el título de un libro suyo muy importante: "Educación como práctica de la libertad". Que no sólo vale para el área en que Freire lo aplicó (alfabetización del adulto), sino también para la Universidad.
Saludos,
Pedro
Olvidaba: en nuestro medio, fue el Dr. Florencio Escardó (distinguido pediatra) quien repetía que "una clase teórica es una forma en que la libreta de notas del docente pase a los cuadernos de los alumnos, sin hacer escala en las cabezas de ninguno de ellos".
ResponderEliminarSaludos,
Pedro
Es muy interesante lo que dice Ignacio.
ResponderEliminarYo soy ayudante de fisio y puedo dar fe de que año tras año notamos lo mismo que nota el. Sobre todo, yo noto particularmente, que no gastan tiempo en pensar, parece ser mas facil recibir todo "en bandeja"; lo cual es un tanto ironico,porque creo que gran parte de la tarea de un medico consiste en pensar y analizar lo que le pasa al paciente, ninguno viene con un rotulo que diga "Doctor tengo tal cosa".
Pienso que es fundamental entrenar el razonamiento desde los primeros años de la carrera, lo raro es que cada vez lo hagamos menos.
Me pregunto si quizas eso le convenga a alguien? Sera poque quizas una persona que no piensa sea mas facil de dominar?
Pero bueno, ante los problemas es bueno aportar soluciones tambien; como pequeño granito de arena lo que yo hago es recomendarles a los chicos que tomen el mismo tema de cada libro, lo lean y elijan que libro les gusta mas, ya que como dijo Ignacio, hay que "probarse" el libro antes de llevarselo porque no a todos nos gusta lo mismo, y que se queden con el que les paresca mejor.
Quizas sea un aporte pequeño el mio pero es preferible hacer algo por poquito que sea a no hacer nada no?
Saludos!
Veronica
Verónica: Tu reflexión aborda un punto central. Educar la capacidad de procesar la complejidad que trae (y es) el paciente, plantearse hipótesis, confrontarlas, decidir con prudencia, "armar el rompecabezas" aunque venga incompleto, ésos son los llamados.
ResponderEliminarUna sugerencia: "porque el camino es árido y desalienta", es importante establecer redes, no quedarse solo/a en este camino. Si nos conectamos quienes tenemos estos objetivos, lograremos mucho más.
Saludos,
Pedro