viernes, 10 de abril de 2009

El "sistema" de Salud en la Argentina

Es posible argumentar que hay cuatro subsistemas de Salud en la Argentina (prepagas, obras sociales, PAMI y el sector público), pero con los mismos elementos puede concluirse que no hay ningún "sistema", si por esta palabra interpretamos un ordenamiento racional, articulado en pos de un objetivo, o como lo define la Real Academia Española (http://www.rae.es/): "1. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí. 2. Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto."

Reglas o principios, racionalmente, enlazados, ordenadamente, y contribuyen, son todas palabras huecas e inaplicables a lo que determina y domina la Salud en la Argentina.

Los subsistemas teóricamente definirían quién percibe pagos mensuales (prepagas, obras sociales, PAMI) o se financia por Rentas Generales (sector público)... y por préstamos de organismos multilaterales de crédito (BID, BM, etc: véase Plan Remediar, Programa Nacional de SIDA, remodelación de algunos hospitales y construcción de poquísimos hospitales nuevos), y también quién presta los servicios. Pero no es exactamente así: los accidentes en la vía pública y las emergencias y catástrofes son recibidos abrumadoramente por el sector público (quien presta el servicio), pero... raramente son pagados por los otros componentes del sector, en caso de haber sido atendido un afiliado a una obra social (por ej) en un hospital público.

Esta largueza y generosidad del vaciado sistema público para con prepagas, obras sociales y PAMI se extiende, majestuosa y estúpidamente, a la ausencia de un mecanismo de cobro de aranceles por el uso de los hospitales públicos por parte de la industria farmacéutica local y extranjera, a la hora de realizar alguno de los múltiples ensayos clínicos que ocupan buena parte del tiempo de diversos médicos en el sector público en la ciudad de Buenos Aires y en sectores del conurbano bonaerense. Interrogado al respecto un entonces Secretario de Salud de la Ciudad, dijo que "no había sido posible instrumentar un mecanismo" para facturarle a los laboratorios por el uso de equipo, tiempo, personal e imagen institucional. Curioso... ¿no hubo tiempo?.

Volviendo al punto central, la Argentina (sus dirigentes, bah...) decidió en la década del cuarenta, y en un contexto internacional muy diferente del actual, que la cobertura de Salud dependería de la relación de dependencia laboral formal. Para decirlo claramente: "la salud, atada al trabajo en blanco". Varias décadas después, con una endemia de trabajo en negro, y una endemia de desocupación y sub-ocupación, las debilidades de esta decisión son evidentes.

Otorgar a los sindicatos la potestad de manejar la salud de sus afiliados trajo aparejadas varias buenas consecuencias - antes. Pero esta decisión, crítica, estratégica, impidió que se avanzara hacia un sistema nacional integrado de salud. Algunos celebrarán este hecho, señalando que quizás de otro modo, los argentinos viviríamos mal atendidos "por una especie de PAMI de dimensiones monstruosas". Sin embargo, "privado" no siempre es sinónimo de "excelencia", ni "público" lo es de "deterioro, ineficiencia, mala calidad, impotencia".

La quiebra del sistema prepago del Hospital Francés, y su absorción (rescate) por el PAMI mostró en forma de ejemplo lo que podría suceder si estas situaciones se multiplicaran en gran escala. Imaginemos empresas de medicina prepaga que reclutaran afiliados jóvenes y sanos, hicieran una jugosa diferencia entre ingreso por cuotas y egreso por prestaciones (embarazo y parto, apendicectomías, cuidado pediátrico de rutina, etc), pero luego, al envejecer su población, ésta pasa a enfermar crónicamente (hipertensión, diabetes, enfermedad coronaria, renal, oncológica, etc) y a resultar menos rentable. Si no hubiese otra forma de hacer una ganancia, la empresa de medicina prepaga pudiera quebrar, dejando a sus "afiliados de toda la vida" con su enfermedad, excluidos de la posibilidad de buscar otra cobertura debido a "enfermedad preexistente", y en condiciones de reclamar que el Estado "se haga cargo" de pagar los platos rotos, mientras la empresa ya ha "tomado el buque" y realizado "la gran Sobremonte".

Que el PAMI (creado hace 4 décadas con aspiraciones de emular en parte al Servicio Nacional de Salud británico), financiado con descuentos obligatorios a los asalariados, empleadores, jubilados y pensionados (le sacan a todos!) esté intervenido por el Estado (es decir, por el partido gobernante de turno, y post-pacto de Olivos, por un bipartidismo que garantiza la omertá y facilita el despojo) en más de tres cuartas partes de su historia... nos dice a las claras que "los dueños" del PAMI (los aportantes) han sido eyectados violentamente - o con mañas.

Qué se podría hacer? Profesionales de la salud, hay. Pacientes, hay. Cualquier economista vería que oferta y demanda de servicios, hay. Pero muchos médicos (especialmente jóvenes) "no logran ver un paciente" y no hace falta explicar que miles, millones de pacientes "no logran ver a un médico". "Quien elige (el médico, que indica un estudio o tratamiento) no paga, y quien paga (el paciente) no elije", afirmó, sin lo señalado entre paréntesis, el senador estadounidense Kefauver, en 1962 al debatir este tema en el Congreso de entonces.
Pero hay países y regiones con sistemas completos de salud, mejores y peores, que cumplen con sus funciones: los países escandinavos, Canadá, España (en especial, la región de Cataluña), los países de la comunidad británica, y - con un presupuesto microscópico respecto de aquéllos - Cuba, la nación bloqueada.
Sin ir más lejos, Uruguay está diez posiciones por encima de la Argentina en un "mix" de indicadores de salud pública (y esto, antes de Tartagal y del dengue), invirtiendo "per cápita" menos que la Argentina.

Unas ideas, para que los lectores las analicen, torpedeen y mejoren:
1. Si tuviésemos un Estado en que se pudiese confiar (que no tenemos), sería buena idea retener una parte de la recaudación de todas las empresas de medicina prepaga, obras sociales y PAMI, para sufragar la atención de emergencia (u otra) de sus afiliados en el sector público. Este consumo puede estimarse y monitorearse.
2. Para los lectores troskos, se podría... prohibir por ley del Congreso (¿este Congreso?) toda la medicina prepaga y de obra social, declarando que "el Estado garantiza la salud". Bueno... no sé si mis nietos verán ese día. Ni el día después. Favor releer que hay varios Estados (muchos de ellos, muy "de economía de mercado") que lograron poner en marcha ese sistema.
3. Como sugería el Académico de Medicina, Prof Dr. Aquiles Roncoroni, el PAMI y las obras sociales (y las prepagas, adhiero humildemente) deberían contratar los servicios del sector público. Fondos frescos llegarían al sector público, y se mejoraría su equipamiento y mantenimiento y salarios.
4. Otra para audaces: todos los funcionarios públicos y sus familares directos sólo podrán ser atendidos en el sector público. Exito garantizado!
Considero escandaloso que el anterior ministro de Salud (ahora embajador) haya tenido una cirugía en un sanatorio privado de Buenos Aires. Luego, con qué cara...

Saludos,
Pedro Politi

Créditos: agradezco al Contador Jorge Isolabella (Neuquén) por estimulantes discusiones sobre el tema, y a numerosos colegas, entre los cuales las Dras Susana Etchegoyen, Graciela Scorzo, Silvia Quadrelli, Patricia Vujacich, Carlota Salomón, y los Dres Constantino Touloupas, Roberto D´Angelo, Ramón Navarro, Gustavo Freier, Martín Urtasun (y muchos otros/as) y a muchísimos estudiantes con energías, visión clara y una sed de justicia que da esperanza.